Nació el 6 de diciembre de 1984 en 9 de Julio, una ciudad ubicada al noroeste de la provincia de Buenos Aires. Creció cerca del campo y de los animales. En ese entorno floreció su amor por el paisaje natural de la mano de la influencia de su madre, también dibujante y apasionada por la pintura. Su interés por el arte lo cultivó durante la adolescencia, pero lo desplegó ya más intensamente en la universidad, cuando estudió Diseño Gráfico.

Al completar su carrera, Noelia se concentró aún más en su faceta como pintora. Empezó a combinar temáticas: los paisajes dieron paso también a vivencias y recuerdos de su niñez. Su vida, signada por los movimientos permanentes, hizo de ella una personalidad plástica, capaz de adaptarse a los cambios, encontrando en esos vaivenes oportunidades para mejorar su estilo y crecer como artista. En la abstracción encontró su modo de expresión.

Su obra está compuesta por líneas simples y colores vibrantes. Juega con la sensualidad de las capas, con transparencias que dejan ver lo que hay debajo. Quizá hay un relato, una historia a descubrir; quizá no. La espontaneidad domina la escena. Su fuente de inspiración es su mundo interior. Se nutre de sus percepciones fugaces, de lo que siente en cada momento. De allí emerge un trabajo muy intuitivo. Su motor a la hora de crear es la creación misma, la magia que se esconde detrás del momento creativo.